viernes, 30 de agosto de 2013

Los románticos de Zacatecas

 
Para que no digáis que no tengo registro he decidido poner algunos temas de un grupo mexicano, desconocido para mí hasta la llegada. Iré poniendo poco a poco de otros. Espero que os guste.

En esta podéis ver también imágenes de México

Algunas cuestiones sobre la historia de México.


 
Según el libro Historia mínima de México, editado por el Colegio de México y del que extraigo estas notas,  la colonización de los españoles se puede dividir en dos etapas, la militar y la religiosa. Si la militar fue durísima (Cholula fue uno de los sitios donde Hernán Cortés masacró a la población indígena) parece ser que fue peor la religiosa. Al fin y al cabo los conquistadores militares mantuvieron ciertas estructuras sociales y de poder autóctonas. En cambio, para poder construir el cristianismo se esforzaron en destruir cualquier pervivencia de la concepción del mundo prehispánico, aunque con diversidades regionales importantes en función de la orden religiosa. Los primeros en llegar, los franciscanos al centro de México. Los segundos, los dominicos, establecidos en Oaxaca, los terceros los agustinos, hacia la zona de Puebla. Por último, mucho más tarde, los jesuitas. Pasan los siglos hasta el llamado Siglo de las Luces. Por aquel entonces México se llamaba la Nueva España. Rica y extensa (luego los americanos les quitarían la mitad del territorio).  Se crea la clase criolla, llega la Ilustración, las ansias de la independencia y comienza la primera revolución casi paralela a la invasión napoleónica en España. Surge el sentimiento de  nación. Los criollos de clase alta, los de mucho dinero, crean logias masónicas de rito escocés, núcleo de un partido político de tendencias centralistas. Con la clase media, ya más numerosa que la aristocracia, se forma las logias de rito yorquino, base del partido federalista. La pugna entre ellos llenó varios años hasta que la masonería escocesa fue desterrada y los yorquinos se hicieron dueños de la situación.

¿Por qué cuento esto? Pues porque aparte de que la historia de México ha sido más convulsa que la nuestra, que ya es decir, aquí vino todo el mundo, órdenes religiosas, logias masónicas, a hacer de su capa un sayo, y porque paseando un día por Puebla, después de haber leído el libro, me encontré con esta casa.  
Reminiscencias de otra época.
 
Pese a todo hay mucha guasa en este pueblo. Esto lo encontré en el atrio de una iglesia de Oaxaca.
 
El Virgencita plis, me llegó al alma. Estaba puesto en un coche, para que los cacos no lo desvalijaran.
 
 

lunes, 26 de agosto de 2013

Libro Abierto. Paquita la del barrio.

http://www.youtube.com/watch?v=hhjrfBvUw2I

Libro Abierto, a los amantes de los libros y a Fernando


Diccionario gastronómico mexicano

 
Hago esta entrada desde el reposo mandado por el médico, pues el cambio de comidas y el abuso del picante, entre otras cosas, me ha producido tal alteración de mi flora, mi fauna, mi ecosistema, mi estómago e intestino, que hasta fiebre tuve. No me quejo, me lo están curando con opiáceos y buscapina. ¡Con lo que me gusta drogarme! Se nota la presencia del narcotráfico en este país. Yo, flotando. Hago una relación de todas las cosas que hasta ahora he probado, así entenderéis lo que me ha pasado.

Parece mentira que sean tan imaginativos con unos elementos tan básicos, como son el maíz con los diferentes tipos que tienen, muy variado, por algo México es el país del maíz y los fríjoles.   Las tortillas de maíz son las más ricas, aunque también las hay de trigo, redondas, ácimas y que sirven para hacer tacos, quesadillas etc. Se hacen a la plancha o fritas. Lo que yo llamo tortas ellos tortillas, A las tortillas (de huevo) ellos lo llaman omelete. Finos.

Hay dos salsas básicas, que se encuentran en todos los lados, que te las ponen en cualquier mesa aunque pidas un jugo solamente: la salsa roja y la verde. La verde está hecha de tomates verdes, que no se pueden comer crudos porque son indigestos, y que ellos normalmente no los fríen, los cuecen y luego los trituran con chile para que esté bien picante. La salsa roja está hecha de ajitomate, como llaman aquí a los tomates rojos, también hervidos y triturados con el consiguiente picante.
También está el mole, que hay de diferentes tipos, colores, desde el rojizo y amarillo hasta el casi negro, pasando por todos los tonos de marrones. Unos pican y otros menos, unos llevan más almendra, otros más chocolate. Variedad casi infinita.
El tamal: comida básica de maíz y frijol. Hay tamales más sofisticados, dulces y salados, pero los que yo he visto que come la gente de a pie están hechos de una masa de harina de maíz rellena de puré de frijoles. Se envuelve en la hoja del maíz y se hierve. Por supuesto, son los que yo he comido, para eso fuimos a la feria del tamal en Oaxaca.

Tacos: la tortilla (o torta) preferentemente de maíz rellena de cualquier cosa. De cordero (taco árabe) parecido al kebab, de pollo y flores de calabaza, de huevo duro con arroz, de… lo que se quiera. Si es de queso se llaman quesadas, es un queso de cabra que se elabora en tiras y se envuelven haciendo un ovillo, como los zarajos, vamos, pero en queso. Vas cortando y se derrite enseguida, así que al comer las quesadas  el queso es ya pasta.
Tacos variopintos y salsa de ajitomate

Molote: es lo mismo pero a lo bestia, es decir, una torta gigante rellena de cualquier cosa que se fríe. Lo más parecido a las empanadillas. Lo comprobé también en la feria del molote.


Para aperitivos, nada como las chalupas y las memelas.  Mis favoritas son las chalupas. Tortitas más pequeñas, del tamaño de la base de una taza,  fritas. Se quedan crujientes y encima se les pone la salsa verde o la salsa roja, unas tiras de pollo asado y queso de cabra desmenuzado por encima. Las memelas tienen una masa más gruesa, en vez de las salsas se les pone encima puré de frijoles, las tiras de pollo y el queso desmenuzado (que no rallado) por encima.
Chalupas
 

En los desayunos son muy típicos los huevos rancheros, picantes, o las tortillas (en este caso omelete) con puré de frijoles. También los chilaquiles: plato a base de totopos, o sea, triángulos de maíz fritos, parecidos a lo que nosotros compramos para acompañar al guacamole, bien empapados en salsa verde o roja para que queden blanditos, y encima lo que quieras, huevos, pollo, aguacate… y queso desmenuzado por encima. Otra delicia.
 Chapulines: proteínas populares, o sea, saltamontes fritos.
Cemitas: bocatas. Panes redondos parecidos a los de la hamburguesa rellenos de cualquier cosa, como nosotros. Me costó entenderlo, por el nombre, digo, pensé que era algo más sofisticado.
Pozole: una especie de sopa con maíz gordo, el cacahuazintle, (mejor lo dejamos en maíz gordo), carne de pollo o cerdo o ambas.  Luego se le añade lo que se quiera, aguacate, cebolla picada, cilantro o perejil, chile, salsa verde, ajitomate etc. Como va aparte, es a gusto del consumidor. Se come acompañado de tortillas de maíz fritas a las que se pone nata agria y queso.

Pozole con todo, abigarrado, y la tortilla con su nata y queso

Pambazo: es un bollo de pan impregnado de todo, contundente. Pan redondo relleno de puré de papa (patata) y chorizo o longaniza. El pan se impregna en salsa de chile y salsa guajillo.



Mixiote: es un plato típico que se hace con carne de pollo, o de carnero. Lleva nopales y salsa de chiles guajillo y ancho. Se envuelve en una película blanca que se desprende de la pulpa del maguey pulquero. Luego no se come, pero le da sabor. Se cierra bien y se cuecen al vapor.
Mixiote cerrado

Mixiote abierto

Chiles en nogada: plato típico de estas fechas, que es cuando las nueces están frescas y las granadas son mejores. En un chile previamente asado (en su  defecto un pimiento verde) se rellena con carne picada aderezada y sazonada con trozos de durazno (melocotón), manzana, pasas y algunos le ponen plátano macho frito. Se reboza y se fríe. Se hace aparte una salsa con leche, queso de cabra, nueces y se bate. Ese líquido blanco sin calentar se le echa por encima al chile una vez frito y se adorna con perejil y granada por encima (la bandera mexicana).
 

Cecina: carne ahumada, pero no es como la nuestra, es más salada y hay que freírla. Se corta en finas lonchas. Arrachera: tiras de carne de vaca, bastante más jugosa que lo anterior.
El pollo: ay, el pollo, una oda al pollo mexicano habría que hacer. Pollo con sabor a los de antes, pollo alimentado con maíz, pollo con hígado amarillo. Pollos enormes en los que se aprovecha todo. Por ejemplo, solo la carcasa de una pechuga da para hacer un caldo riquísimo. No hace falta más. El pollo en los tacos, en los chilaquiles, en las memelas y chalupas, el pollo en las quesadas, en los caldos, en los mixiotes, el pollo en…¡en mole poblano! Pollo al mole poblano, uno de los platos más típicos de Puebla, como su nombre indica, y es que el mole es genuino y oriundo de este Estado.

Los nopales: hoja de cactus que se come una vez quitados los pinchos, hervida, a la plancha, en ensaladas, en los mixiotes.

Flores de calabaza: se comen en las ensaladas, en las sopas de verduras, en los tacos, en las quesadas. Nosotros las hemos comido hasta con los espaguetis. Pero hay que usarla en pequeñas cantidades porque es indigesta.
Flor de Jamaica: es una flor morada que se cuece y se hace un refresco muy rico.
Buganvillas: se cuecen y se hacen infusiones que son buenas para la tos.
Más bebidas: la cerveza aquí es muy buena, el agua muy mala. El tequila, el mejor, el del maguey azul, que dicen ellos. El pulque, también sale de la misma planta pero con otro tipo de destilación y grados, más suave. Es una bebida de color blanco. El tejate es una bebida refrescante hecha con cacao, maíz criollo y hueso de mamey (un fruto). Hablé de ella en la entrada de Oaxaca.
También están los jugos naturales, a lo que son muy aficionados. De todo tipo, solos o mixtos, o sea combinación de naranja, toronja, guayaba. Naranja y papaya. Naranja, piña, zanahoria. Toronja, nopal, manzana. Y así hasta el infinito.
Frutas: todas. Las más ricas, para mí, los mangos amarillos, pequeños, dulces y jugosos. Hay piñas, melones, sandías, plátanos machos, plátanos pequeños llamados dominicos (en mi tierra cambures), papayas riquísimas, lichis, naranjas, toronjas (pomelos), limones verdes, manzanas...En las fotos que puse del mercado os podéis hacer una idea de la variedad. 

sábado, 24 de agosto de 2013

Los maestros en México




El 19 de agosto han empezado las clases (aquí las vacaciones escolares no duran tanto)  menos en los Estados donde los maestros están en pie de guerra: Oaxaca, Mixioacán, Jalisco, y el DF. A lo mejor se me olvida alguno, no sé. La preparación del curso escolar es pintoresca.  Se ven  mercados, colegios o carpas con los uniformes públicos que se dan por el Estado  para que todos los niños vayan iguales, y reparten material escolar imprescindible. Las calles, al menos en Puebla, se han convertivo en una algarabía de niños repeinados, ellas con el pelo bien tirante y lazos blancos en las coletas, calcetines blancos nuevos, zapatos negros y distintas chaquetas y faldas o pantalones en función del colegio público. Algunos llevan chándal, pero todos llevan bordado en un lateral de la chaqueta el nombre del colegio.
Además, se ha iniciado la  reforma educativa, que se discute estos días en el Congreso de los Diputados, con una campaña publicitaria enorme, aunque menos que la que están realizando con la reforma energética. ¿Sabéis cuál es el eslogan del Gobierno para todas las reformas que han puesto en pie? Pensad, pensad un poco... ¡Sí se puede! La PAH debería reclamar derechos, a lo mejor le sueltan algo de lana (pasta).
Y en la calle los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Enseñanza, el sindicato más fuerte en la educación,   tomando la ciudad sin estar dispuestos a retirarse hasta que se eche atrás la reforma educativa, a la que acusan de afán privatizador y elitista. ¿Os suena? Hacen coincidir su protesta con el debate en el Congreso. Primero tomaron el zócalo y acamparon en él. Para que os hagáis una idea, el  zócalo es como seis veces la Puerta del Sol.

Aguantan con lluvia y con lo que sea, claro que no hace frío. El mismo día que se iba a iniciar el debate en el Congreso, lo rodearon y los diputados no pudieron entrar. Éstos se fueron a la sede del Senado para iniciar la sesión. Al día siguiente, cuando los diputados quisieron volver al Senado, vieron que los maestros habían rodeado el Congreso y el Senado, con lo cual unos y otros tuvieron que irse a la sede del Banemex (un banco mexicano) a realizar sus respectivas sesiones. Significativo, esto de usar sedes bancarias.
Sesión en la sede de Banemex, votaciones a mano alzada. En TV salieron imágenes muy tensas incluso de enfrentamiento entre dos diputados,  sacando pecho, gritando y sin tocarse un pelo, al estilo de "agarradme que lo mato".

Ayer, día 23 de Agosto, los maestros decidieron que, aparte de tomar el Zócalo, las vías principales, el Congreso y el Senado, cortaban el acceso al aeropuerto. Caos total. La policía no ha cargado aún, solo ha hecho de muro de contención y la política del PRD, el partido que gobierna en el DF, es evitar cualquier confrontación e iniciar diálogo. Dos horas estuvieron reunidos los maestros y una comisión del Senado, sin llegar a acuerdos, aunque parecen dispuestos a despejar el acceso al aeropuerto, no lo demás. Parece ser que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Enseñanza lleva mucho tiempo organizando congresos por Estados para recoger los puntos que los maestros consideran indispensables en la reforma educativa y no se ha recogido en la propuesta gubernamental ninguno de ellos. Han dicho que no dejarán la ciudad hasta que se eche para atrás la ley de reforma educativa- ¿Qué pasará?
(Nota: las fotos las he recogido del periódico 20 Minutos México).




 
 

viernes, 23 de agosto de 2013

Más sobre Paquita la del Barrio

No lo puedo evitar, pedazo canciones las de esta mujer. Como no he conseguido verla en directo, parece ser que su bar está cerrado por deudas con Hacienda, vuelvo a colgar dos temas suyos para deleite de sus fans y descubrimiento de quienes no la conozcan. Yo, como ella, vivo contenta con la edad que tengo. ¡Como para no estarlo, con lo bien que me está tratando la vida!

Y ahora otra genial, Romeo  y su nieta

martes, 20 de agosto de 2013

Tlaxcala, lugar del maíz.


19 de agosto. Empiezan las clases en los colegios y como mi espalda no anda muy católica últimamente  (hasta ahora no tuve problemas), decidimos posponer el viaje a Cuernavaca porque son más horas de autobús y acabo con el ciático bailando. A cambio decidimos ir a Tlaxcala, la capital del estado más pequeño de México, también del mismo nombre. Está muy cerquita de Puebla, como a media hora y se puede ir y volver en el día. También linda con el estado de Veracruz y el de México. 
  Buena elección y gran sorpresa. Me habían dicho que no nos  perdiéramos la ciudad, pero nos lo contó un torero matador mexicano, ya retirado y parlanchín (Raúl Ponce de León, con "ponce" nietos, como él dice), porque en esa ciudad, en las fiestas, sueltan a los toros por las calles  y tiene una plaza de toros del siglo XVI. Y aparte de la plaza de toros, merece la pena. Nos encontramos con una pequeña ciudad, más pequeña que Oaxaca y que Puebla,  colonial por supuesto, de algo más de 70.000 habitantes, muy tranquila e inmersa en un valle redondo protegido de montañas no muy altas y a la que se accede por una sola vía, como un mango  de sartén. Está más cerca del Popo  que Puebla y a ese Estado pertenece  otro que no está activo y que se llama Malinche.
Tlaxcala es el lugar de las tortillas o del pan de maíz, como reza la leyenda y sí, los campos de alrededor son inmensos maizales alternados con productos de huerta: fríjoles, zanahorias, lechugas, rábanos y flores de muertos, crisantemos y otra muy típica de aquí, de color amarillo.
 
Al volver pasamos por delante de la Hacienda de Santa Agueda, hoy hecha polvo, edificios caídos y abandonados salvo la casa principal, que era de una familia propietaria de prácticamente todos los terrenos de maíz. Impresionante. Nada que ver, en tamaño, extensión y decadencia, con las haciendas de Andalucía o de fincas grandes que yo había visto hasta ahora.
El Estado de Tlaxcala vive del comercio  y manufactura de la lana, aparte de la agricultura. Y cuando preguntamos de qué se mantenía la ciudad, nos dijeron que algo de turismo, de la administración del Estado y  de la enseñanza. Tlaxcala parece ser una ciudad estudiantil, de primaria, de secundaria, prepa, maestrías industriales y universidades. En época de vacaciones, la ciudad casi no tiene actividad, o ésta merma mucho.
Como era el primer día de actividades escolares, había mucha animación.
Estudiantes pelando la pava.


El edificio municipal y el palacio de gobierno, es de lo más bonito que he visto hasta ahora. Este último ocupa todo un lateral del zócalo, es inmenso y dentro, siguiendo la tradición muralista del país, tiene en su haber pintada toda la historia de México. Parece ser que en Tlaxcala es donde se produjo el mestizaje por primera vez. 

 

 

 

Interior del edificio municipal
Y esta foto presidía el primer despacho del Ayuntamiento.


Algunos de los murales que adornaban el edificio de Gobernación con toda la historia contada, de pe a pa. De ahí su abigarramiento.



Comimos en los soportales un menú del día por 70 pesos (como 4,20 euros), tres platos, postre y bebida. Café aparte. Parece ser que el pulque de ese Estado es bastante bueno y tiene fama. Paseamos por la ciudad hasta el río, vimos la tienda y el museo de artesanía (no podía faltar) y la catedral, del mismo estilo colonial que la mayoría de las que he visto, con el color albero sobresaliendo sobre las cúpulas azules.

En la pulquería: "Subí a la sala del crimen, le pregunté al presidente, que si es delito el quererte..."

Soportales del zócalo
 

Ante un inmenso olmo, como los que ya no nos quedan.

Campanario del antiguo monasterio, pegado a la plaza de toros. Buena mezcla, que de todo ha de haber.

Una calle no más.

Al fondo, la plaza de toros. Cortesía de mi novio, para que salga en la foto. Ah, y con mi huipil, por supuesto.

La famosa plaza de toros.

Por el camino íbamos comentando que a mi hermana le hubiera encantado esa pequeña ciudad provinciana, tranquila y pacífica.  Yo, desde luego, pienso volver.
Hasta la vista, Tlaxcala, ciudad tranquila.


 

Narco corrido sobre la película El infierno, de Lus Estrada

<iframe width="420" height="315" src="//www.youtube.com/embed/fyBFit0EifY" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

jueves, 15 de agosto de 2013

Mi encuentro con José de la Colina


El domingo 4 de Agosto me preparé para mi cita con José de la Colina. La había establecido previamente por mail, presentándome con no mucho atino, a lo que él enseguida aguzó el ingenio y contestó con humor y metiéndose  algo con mi presentación por correo. Como me dio pie hice lo mismo y conservo un intercambio de mails con él que son una joyita. Decidí dejar una serie de croquetas  de la noche anterior (la verdad, me salen muy bien y aquellas estaban especialmente buenas) y llevármelas en un tupper. Tuvo la amabilidad de recibirme en su casa de Río Mixcoac, en el DF, en la colonia Álvaro Obregón, muy cerca de la de Coyoacán, con lo que no invertí demasiado tiempo en el desplazamiento. No lo conocía previamente ni él tenía noticias de mi existencia, aun así accedió a recibirme. (Gracias Fernando por facilitarme el mail). Lo hizo a puerta abierta, con una sonrisa y diciendo: Carmen Peire, ¿supongo?, emulando la famosa frase que le soltaron al Dr. Livingston. Nada más hacerme pasar y ofrecerme un vaso de agua, tras haberme dicho, por favor, tutéame, le solté a bocajarro: ¿te gustan las croquetas? ¿Cómo? Que si te gustan las croquetas. ¿Las croquetas?, ¡me encantan! Qué bien, porque te he traído unas pocas hechas por mí. La cara a cuadros: ¿por ti? ¡Estupendo! Aquí nadie las hace ni son buenas, solo se encuentran unas congeladas que no saben a casi nada.  (Peire 1, Colina 0) Pasados los días me envió un mail diciéndome que mis croquetas estaban deliciosas. Je,je.
Con las croquetas,  el libro suyo que llevé para que me firmara y con la promesa de una entrevista para que saliera en la revista Quimera, rompí el hielo.  También le regalé el mío, le gustó mucho la edición.  José de la Colina es una persona entrañable y cariñosa, con gran sentido del humor y muy lúcida, aunque la memoria inmediata le juegue malas pasadas. Recuerda todo lo pasado con una clarividencia extraordinaria,  aunque se iba por las ramas y se olvidaba de lo inmediato:   ¿por dónde íbamos?, yo le decía y él retomaba, ah, sí, es verdad, se me va la olla, ¿será alzheimer? Y yo: no, es el colador. Él: me gusta eso, me parece mejor, lo usaré. Yo: no cobraré derechos esta vez.   Fui preguntando y él soltaba con una fluidez envidiable, nos reímos, cotilleamos sobre nuestras vidas y puntos en común, hablamos  sobre literatura y  el exilio,  en este caso mexicano, y hemos quedado emplazados a mi próxima visita al DF para comer juntos.  Siento como si fuera una persona a la que he conocido de toda la vida, que vuelven a encontrarse  y retoman la conversación en el mismo punto donde la dejaron.
 
Yo me había preparado bastante bien la entrevista, creo, leí mucho sobre él en esos días, los premios literarios que le han dado, entre ellos el nacional de periodismo cultural  y el premio Mazatlán de literatura, por el libro Libertades Imaginarias, de lo que se siente muy orgulloso. El mismo premio que han ganado escritores como Rulfo,  Octavio Paz o Arreola.
 

 

 

 

Libertades imaginarias, premio Mazatlán de Literatura

 
 
Y yo me pregunto: ¿por qué es un completo desconocido en España? ¿Por qué nunca se ha editado nada de él? ¿Por qué, si es de Santander? Porque forma parte del exilio, de esa gente que vive en un planeta llamado Extranjía, como él mismo me contó, perteneciente a un siglo que ha producido, con todas sus guerras, un enorme número de exiliados y refugiados que han huido de ellas. El pertenece a ese planeta, no se siente español ni tampoco muy mexicano. Y no le gustan los nacionalismos  ni las identidades nacionales. De hecho, el roce inicial en los correos vino por ahí, yo me presenté como una española que estaba de paso en México, que iba a estar unos meses y que tenía mucho interés en conocerlo, que había leído algunos de sus micros. Me contestó que por supuesto, que cuando quisiera, pero que eso de ser española… que él no creía en las naciones ni en los nacionalismos. Decidí contestarle que había sido una forma de presentarme, lo mismo que le conté sobre el libro de Aub que había estado trabajando acerca de Buñuel, pero que de hecho había nacido en Caracas.  De paso le di más datos biográficos que ahora no vienen a cuento. A veces irse por las ramas sirve para conocerse mejor y en este caso dio resultado.    
Cuando finalicé la entrevista, con la promesa, eso sí, de que se la pasaré antes de enviarla por si hay algo que quiere quitar,  añadir o corregir, me regaló todos sus libros, me los dedicó, un lujazo,  y nos pusimos a ver juntos cómo llovía a través de la ventana. Me pidió que me quedara más tiempo, que me quedara a cenar, me presentó a su mujer, María, una mexicana varias veces campeona nacional de tiro al arco ( me acordé de Marchamalo) y economista y me enseñó una foto de su gata Polvorilla, ya fallecida. Le dije que no podía quedarme, y le saqué un par de fotos previo permiso. Me dijo: bueno, aunque hoy no estoy en mi mejor día. Cuando estoy bien tengo el pelo negro y me parezco a Brad Pitt, pero hoy no.  Al hacerle las fotos me di cuenta, acaso por el enmarque de la cámara, que le podría caber Edgar Allan Poe si éste hubiera llegado a  mayor y a canoso: una frente muy ancha, el mismo tipo de ojos, bigote…

Como seguía lloviendo (torrencialmente, como llueve en México en época de lluvias) tuvo la amabilidad de pedirme un taxi y empeñarse en acompañarme  para que no me mojara desde el cerramiento hasta la calle donde el taxi esperaría. Insistí que no lo hiciera y se empeñó en hacerlo. Tenía que dar instrucciones al taxista para que me tratara bien. Y de repente le veo que coge un paraguas y se pone una gorra como las que usaba Labordeta… un pellizco,  fue solo un pellizco, pero me dejó sin habla. Antes de entrar al taxi le di un fuerte abrazo: ha sido un enorme placer. Y me contestó: el placer ha sido mío.

Pongo ahora algunos de los comentarios que me fue haciendo que por cuestión de espacio no saldrán en la revista.

Me recomienda  una película: En el balcón vacío, sobre un guión de  la pamplonica Maria Luisa Elío,  escritora del exilio republicano y actriz. Me dice que es LA película del exilio. La película fue dirigida por su esposo, el cineasta y poeta Jose Miguel García Scott, hombre de exilio también. Hasta la fecha he de decir que mi búsqueda ha sido infructuosa. 
Uno de sus primeros recuerdos que tuvo al llegar a América (primero estuvo en Cuba y Santo Domingo, después, en el 41 llegó a México) fue ver un negro.  Los pasajeros  echaban unas monedas desde el barco, ya atracado en el puerto y  ellos se echaban al mar a recogerlas. “Yo nunca había visto un negro, con esos labios rojos y coloradotes, ese color de la piel. ¡Qué susto!”

Aparte de escribir, dibuja algo, (se defiende),  y es melómano aunque, según me dijo,  no sé dónde está el do en el piano, bueno, eso sí, pero nada más. También ha escrito mucho sobre cine.
El escritor mexicano Fernando del Paso, le declaró uno de sus maestros. A él y a Antonio Montaña,  escritor  amigo suyo, con el que ha habido equívocos y chanzas por los apellidos, uno Montaña, otro  Colina.
También me comentó entre risas: Santander es una ciudad de derechas y cayó tan pronto en manos de los nacionales, entre otras cosas porque estaba mi padre de capitán, fíjate, un capitán del ejército anarco sindicalista, con lo que era eso en aquella época, republicanos por un lado, socialistas y comunistas, anarquistas en medio, todos pegándose.

Para él, los libros que mejor reflejan la vida de los exiliados españoles en México son La librería de Arana,  de Otaola y  el cuento de Aub La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco. He leído ambos y también estamos en eso de acuerdo. A lo mejor hay más, pero esos dos son certeros.
Pongo algunas portadas de sus libros:
Antología actual editada por Fondo de Cultura Económica. Es el libro que llevé para que me firmara.

Microrrelatos sublimes

Más microrrelatos

Uno de sus mejores libros de relatos. Lo encontré en la librería de segunda mano de la que os hablé en la entrada anterior. Contiene Ven, caballo gris y La lucha con la pantera, dos de sus cuentos más famosos.

Buñuel apareciendo por todas partes. Entrevistas.
Tiene más libros, pero me parece excesivo ponerlos todos. Esto es solo una muestra por si hay editores que se animan a publicarlo en España. Merece la pena

miércoles, 14 de agosto de 2013

Algunos dibujos del Marinas

Soportales del zócalo de Cholula

Logotipo de Coyoacán, el coyote, casi como un alebrije.
 
 
Frida Kahlo y Diego Rivera

domingo, 11 de agosto de 2013

De nuevo en el DF


Tras el viaje a Veracruz y después de unos días en Cholula-Puebla de descanso para que mi hermana viera lo que se le había quedado pendiente, entre ello el Museo Amparo, fuimos al DF el fin de semana, invitados amablemente por unos amigos suyos que viven en Coyoacán. Llegamos el viernes a la tarde a casa de Goyo y Quena, que nos recibieron con una amabilidad poco común por nuestras tierras. Aprovechando que una de las hijas estaba estudiando fuera y que la casa es espaciosa, nos alojaron a los tres. Coyoacán es, junto con el zócalo y el casco antiguo del DF, la zona más visitada y en el fin de semana es un hervidero de turistas.
En Coyoacán

 

 

En el zócalo de Coyoacán
 
Tanto Goyo como Quena, nuestros anfitriones , son economistas y profesores. Además,  ella está especializada en crisis financieras, ambos críticos con el sistema actual. Así que aprovechando la oportunidad, platicamos sobre todo lo que estaba ocurriendo en el mundo y en México. Goyo es más reservado, como buen chiapaneco pinto, ella es una mujer maternal que despliega las alas y acoge con una dulzura fuera de lo común, risueña, hablando quedito, como dicen por acá, con las ideas muy claras, lo mismo que él, y un lenguaje sencillo para que se entienda por el común de los mortales, o sea, yo.  Quena, ante la inquietud librera mostrada por mí, no dudó el mismo viernes, según llegamos, en coger el coche y llevarme a conocer las dos mejores librerías de México, la librería Gandhi y la del Fondo de Cultura Económica llamada Octavio Paz. Ahí sí encontré más libros y me zambullí en su espesura. Volví a constatar, eso sí, la “colonización”  de las editoriales españolas. Antes había concertado ya para el domingo mi entrevista con José de la Colina, así que el resto del tiempo lo dediqué a pasear con mi hermana, a ir a museos y a dejarnos acompañar por Quena, la maravillosa y dulce Quena. Una de esas mujeres que adoptaría. Yo iba con mi libro de relatos y una masa de croquetas para la cena que el sábado había organizado, con la asistencia de Ángel, un español que ha trabajado en el Instituto de Cooperación Iberoamericano hasta el cambio de gobierno y ahora trabaja también en la Universidad, su mujer y su hija de cuatro meses. Las croquetas y mi libro eran mi regalo. A lo largo de la primera tarde, según íbamos hablando, nos llevó a su despacho y nos enseñó todas las publicaciones que, hasta la fecha, ha realizado. Una estantería llena de libros. Glups. Y yo con mi librico de cuentos entre las manos...

Mural en el Museo de Artes populares, también en Coyoacán
 

Visitamos en ese fin de semana el Museo Soumaya, en el barrio de Polanco, un edificio de Carlos Slim en unos terrenos suyos donde está construyendo además, torres de edificios de viviendas y oficinas. No se sabe si el museo promociona los edificios o al revés. Intenta emular al Guggenheim de Bilbao y alberga toda la colección particular de dicho señor, con una museografía espantosa, propia de un nuevo rico. Todo apiñado, apelotonado, como si cada planta fuera un almacén con un poquito de criterio y a veces ni eso. Plantas circulares que van subiendo en espiral lo que hace, según mi hermana que es experta en museografía, más difícil la colocación de las piezas. En la planta alta, esculturas de Rodin y de cuando en cuando algún cuadro. Yo me lo imaginaba de noche,  un almacén que  cobraba vida y las esculturas decidían huir  de aquel lugar.
Exterior del museo Soumaya. Para mí que tiene forma de diábolo.
 
 
Paseamos por Coyoacán y volví a visitar el museo de Frida Kahlo. Me gustó menos esta vez, está más museo y menos casa.
 
Como habíamos visto en la tele que habían inaugurado de nuevo la casa museo de Buñuel, decidí que esta vez sí, que estaría abierto, que iba a ir de nuevo a ver si tenía suerte. ¿Y qué pasó?  Pues eso, de nuevo está cerrado, solo lo abrieron para el acto que hicieron en conmemoración del treinta aniversario de la muerte de Buñuel y luego, hala, a cerrarlo. ¡Malditos roedores! De nuevo con la frustración encima, decidimos resarcirnos yendo al Museo de Bellas Artes a ver los murales de Diego Rivera, Orozco y Siqueiros. Pongo uno que inicialmente  pintó Diego Rivera como tríptico para un restaurante y que se encuentra en el Museo.


 
 
Quena nos llevó también a una librería de segunda mano de unos amigos suyos donde encontramos algunos libros valiosos. (Voy a necesitar una maleta nueva a la vuelta o pagar sobrepeso). Algunos de esos libros se los he dado a mi hermana para así ir distribuyendo. Como la librería me pareció muy bonita, os pongo también unas fotos de ella.


 
 
Por fin el domingo me preparé para mi cita con José de la Colina.
Pero como da para una entrada nueva, por ahora os quedáis con las ganas.