Según el libro Historia mínima de
México, editado por el Colegio de México y del que extraigo estas notas, la colonización de los españoles se puede
dividir en dos etapas, la militar y la religiosa. Si la militar fue durísima
(Cholula fue uno de los sitios donde Hernán Cortés masacró a la población
indígena) parece ser que fue peor la religiosa. Al fin y al cabo los
conquistadores militares mantuvieron ciertas estructuras sociales y de poder
autóctonas. En cambio, para poder construir el cristianismo se esforzaron en
destruir cualquier pervivencia de la concepción del mundo prehispánico, aunque
con diversidades regionales importantes en función de la orden religiosa. Los
primeros en llegar, los franciscanos al centro de México. Los segundos, los
dominicos, establecidos en Oaxaca, los terceros los agustinos, hacia la zona de
Puebla. Por último, mucho más tarde, los jesuitas. Pasan los siglos hasta el
llamado Siglo de las Luces. Por aquel entonces México se llamaba la Nueva
España. Rica y extensa (luego los americanos les quitarían la mitad del territorio). Se crea la clase criolla, llega la
Ilustración, las ansias de la independencia y comienza la primera revolución
casi paralela a la invasión napoleónica en España. Surge el sentimiento de nación. Los criollos de clase alta, los de
mucho dinero, crean logias masónicas de rito escocés, núcleo de un partido
político de tendencias centralistas. Con la clase media, ya más numerosa que la
aristocracia, se forma las logias de rito yorquino, base del partido
federalista. La pugna entre ellos llenó varios años hasta que la masonería
escocesa fue desterrada y los yorquinos se hicieron dueños de la situación.
¿Por qué cuento esto? Pues porque
aparte de que la historia de México ha sido más convulsa que la nuestra, que ya
es decir, aquí vino todo el mundo, órdenes religiosas, logias masónicas, a
hacer de su capa un sayo, y porque paseando un día por Puebla, después de haber
leído el libro, me encontré con esta casa.
Reminiscencias de otra época.
Pese a todo hay mucha guasa en este pueblo. Esto lo encontré en el atrio de una iglesia de Oaxaca.
El Virgencita plis, me llegó al alma. Estaba puesto en un coche, para que los cacos no lo desvalijaran.
Carmesn. Me encantan tus cholulas coments. Que chula es Puebla. Que linda... que chula.
ResponderEliminarAbrazos desde Porto con un ojo en México, bueno dos.
Gracias, Sergio.
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