Tras el viaje a Veracruz y después
de unos días en Cholula-Puebla de descanso para que mi hermana viera lo que se
le había quedado pendiente, entre ello el Museo Amparo, fuimos al DF el fin de
semana, invitados amablemente por unos amigos suyos que viven en Coyoacán. Llegamos
el viernes a la tarde a casa de Goyo y Quena, que nos recibieron con una
amabilidad poco común por nuestras tierras. Aprovechando que una de las hijas
estaba estudiando fuera y que la casa es espaciosa, nos alojaron a los tres.
Coyoacán es, junto con el zócalo y el casco antiguo del DF, la zona más
visitada y en el fin de semana es un hervidero de turistas.
En Coyoacán
En el zócalo de Coyoacán
Mural en el Museo de Artes populares, también en Coyoacán
Visitamos en ese fin de semana el
Museo Soumaya, en el barrio de Polanco, un edificio de Carlos Slim en
unos terrenos suyos donde está construyendo además, torres de edificios de
viviendas y oficinas. No se sabe si el museo promociona los edificios o al
revés. Intenta emular al Guggenheim de Bilbao y alberga toda la colección
particular de dicho señor, con una museografía espantosa, propia de un nuevo
rico. Todo apiñado, apelotonado, como si cada planta fuera un almacén con un
poquito de criterio y a veces ni eso. Plantas circulares que van subiendo en espiral lo que hace, según mi hermana que es experta en museografía, más difícil la colocación de las piezas. En la planta alta, esculturas de Rodin y de cuando en cuando algún cuadro. Yo me lo imaginaba de noche, un almacén que cobraba vida y las esculturas decidían huir de aquel lugar.
Exterior del museo Soumaya. Para mí que tiene forma de diábolo.
Paseamos por Coyoacán y volví a
visitar el museo de Frida Kahlo. Me
gustó menos esta vez, está más museo y menos casa.
Como habíamos visto en la tele que habían inaugurado de nuevo la casa museo de Buñuel, decidí que esta vez sí, que estaría abierto, que iba a ir de nuevo a ver si tenía suerte. ¿Y qué pasó? Pues eso, de nuevo está cerrado, solo lo abrieron para el acto que hicieron en conmemoración del treinta aniversario de la muerte de Buñuel y luego, hala, a cerrarlo. ¡Malditos roedores! De nuevo con la frustración encima, decidimos resarcirnos yendo al Museo de Bellas Artes a ver los murales de Diego Rivera, Orozco y Siqueiros. Pongo uno que inicialmente pintó Diego Rivera como tríptico para un restaurante y que se encuentra en el Museo.
Quena nos llevó también a
una librería de segunda mano de unos amigos suyos donde encontramos algunos
libros valiosos. (Voy a necesitar una maleta nueva a la vuelta o pagar
sobrepeso). Algunos de esos libros se los he dado a mi hermana para así ir
distribuyendo. Como la librería me pareció muy bonita, os pongo también unas fotos de ella.
Pero como da para una entrada nueva, por ahora os quedáis con las ganas.
Las librerías...cuando hablas del acopio que haces, me das envidia. Cada vez que viajaba a algún sitio-y por circunstancias lo he hecho poquito- traía ese acopio. ¡Quién pudiera estar en esas que cuentas, eligiendo!...
ResponderEliminarPaga la tasa; merece la pena.
Me temo que los museos hechos por nuevos ricos es igual en todas partes; ¿no encuentran arquitectos que les expliquen qué debería ser un museo?...
Hay que ver lo bien que estás aprovechando el tiempo.
ResponderEliminarSe te ve feliz como una perdiz.
Abrazos con ganas de más.
Carmen, muy agudos tus comentarios, y por demas certeros. Coincido plenamente con ello.
ResponderEliminarTe sigo.
Espero seguirte, todo esta vitalidad de mirda.
Disculpa no tengo acentos. Si cometo erros disculpa, el teclado es portugues.
Abrazos.