lunes, 2 de septiembre de 2013

Anécdotas sobre Viridiana, de Luis Buñuel

Hay un programa en la televisión mexicana que se titula TAP, Taller de Actores Profesionales, que se emite en horario de máxima audiencia los sábados por la noche. Son entrevistas que se realizan a actores y actrices reconocidos mexicanos, hablan de sus comienzos, sus técnicas, sus apoyos y frustraciones, sus obras de teatro y cine donde intervinieron. Y cuentan anécdotas de la profesión. No usa para nada el cotilleo, dimes, diretes o amoríos, de una dignidad que muchas veces he pensado que se debería hacer algo así en la televisión nuestra. Ja, qué ilusa, lo sé. He visto casi todos los programas desde que llegué, a muchos no los conocía, alguna actriz me ha recordado, en belleza, temple y solidez a nuestra querida Pilar Bardem, y de otros aprendí cosas que no sabía. Me empapé de la entrevista a Roberto Cobo, sí, El Jaibo en la película de Los olvidados y que también hizo el papel de la maravillosa Manuela en Los límites de la ciudad, de Alcoriza. Sembrado en los dos papeles, parece ser un actor fetiche que ha dado siempre buena suerte a los directores que han trabajado con él. El último sábado la entrevista fue con Silvia Pinal, la protagonista de Viridiana y de Simón del Desierto. Me costó reconocerla, operada, estirada y con labios de pato, pero con una energía desbordante. A sus años se plantea abrir un teatro nuevamente y realizar musicales, que fue con lo que empezó.
Contó varias anécdotas divertidas de Viridiana. Parece ser que, entre los pobres de la película, había alguno que lo era realmente, que no era actor profesional, y el de las llagas, al que le faltaban los dientes delanteros, era hombre de pocas luces, lo que llamaríamos un dependiente psíquico, o sea, el tonto del pueblo de antes. Siempre iba acompañado de alguien que le acompañaba al baño, porque no se sabía bajar y subir bien los pantalones y cosas así. Hay una escena en la peli en la que, entre él y otro mendigo, intentan violar a Viridiana y empiezan a meterla mano. Dio la casualidad de que, antes de la escena, se le ocurrió ir solo al baño a hacer popó (como decía Silvia en la entrevista), total, que se lo debió hacer encima, no se supo subir los tirantes y ella acabó rebozada en la mierda cuando se le echó encima. Su cara de asco y rechazo fue tan auténtica que Buñuel no repitió la toma, dejó aquella primera, con el olor y la mierda por medio. Lo demás, ya es sabido, la Palma de Oro en el festival de Cannes, la censura española que la prohibió y los noticieros mexicanos que hicieron viñetas con el tema poniendo una bomba que le explotaba a Franco. La bomba era la película.
Pongo ahora un pequeño enlace de la cena de Viridiana. Espero que se vea, porque últimamente parece que los vídeos que cuelgo no se suelen ver, aunque yo en mi blog, claro, sí lo hago. Hago enlace doble.


http://www.youtube.com/watch?v=SedG8Rq_B3U






2 comentarios:

  1. El video se ve muy bien, pero que pena de final de escena, que no sale...
    ¿Y que tal otra queja por la no apertura de la Casa de Buñuel?
    ¿Escribimos a Exteriores? Un beso, M.

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  2. Acabo de poner una entrevista con Silvia Pinal y sale el final de la escena, cuando la gran Lola Gaos les "retrata" a todos en la cena.

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