sábado, 13 de julio de 2013

De cumpleaños, excursión a Atlixco

Como he tenido muchas felicitaciones en la distancia, de regalo os pienso contar cómo lo he festejado. Quedamos en ir a comer nosotros  dos con el inge Quiñones y su señora, Lulu, a Atlixco, una ciudad del estado de Puebla, en un valle más tropical que el de Cholula, con una vegetación exuberante. Allí comimos en un restaurante con nombre de flor, Caléndulas. Atlixco es la ciudad de las flores y flores tuve de regalo. Además, el inge Quiñones, que le gusta alzar la voz, me cantó unas mañanitas, de las cuales grabé el final y las pongo como testimonio y para inmortalizar su gesta: play back y guitarra eléctrica, todo un logro.


Tenía yo ganas de pescado, porque aquí en Cholula el pollo es riquísimo, el conejo sabe a conejo, la carne de vaca es como la de antes (no hay normativa europea) pero lo que es el pescado deja mucho que desear, salvo los camarones, o sea, langostinos. Parece ser que donde nos llevaron es un sitio de buen pescado porque está más cerca de Veracruz. No como el que estoy acostumbrada a comer, sin pecar de chovinista, ni como el de Santoña pero comí un ceviche riquísimo. Eso sí lo hacen bien. México es un país de mezcla gastronómica y la comida japonesa también es muy popular, o sea, los norimakis, que no sé por qué, pero a todos les ponen queso Filadelfia. También comí salmón y después unos filetes de pescado que el mesero no supo decirme qué tipo de pez era.
El sitio donde comimos tenía un jardín espectacular, con plantas de strelitzias, flores de mayo, cisnes negros y pavo real, en singular. Testimonio:
 

La planta de la strelitzia

El árbol llamado Flor de mayo

Esto no pongo lo que es por no caer en lo que comentaba el Quijote de aquel pintor tan malo que cuando pintaba un gallo, ponía: esto es gallo. Como no soy pintora y es una foto, ya se sabe lo que es.

Después, al zócalo de Atlixco, o sea, casco antiguo, o sea, casas coloniales. Entramos al palacio municipal, lleno de murales para no variar y con algunos carteles o notas enternecedoras, que os pongo en foto, porque me gusta esa mezcla que tienen de conservar su historia prehispánica y el orgullo de las revoluciones y revueltas del siglo XX. La verdad, en eso me dan envidia, sobre todo por la amnesia que recorre nuestro país desde hace tanto tiempo.
El zócalo de Atlixco

Enternecedor, no más.

También en el palacio municipal, o sea, algo oficial, igualito que en España, ¿a que sí?

Mural del palacio, el Popo al fondo y la otra montaña de al lado que la llaman la mujer muerta. Como en Segovia.


 Por último paseamos por un mercado de flores, donde encontré unas hibiscus gigantes y me acordé de mi hermano Ray y mi cuñada Satur. ¡Con lo que les gustan las flores! Pongo alguna foto, aunque para que os hagáis una idea, eran más o menos del tamaño de una tortilla de patata.


 
Un día soleado, clima cálido, con manga larga y chaquetita por si acaso. A eso de las seis de la tarde, se echaron las nubes, los puestos en la calle empezaron a recogerse y nos volvimos. El chaparrón diario nos pilló en el coche.

4 comentarios:

  1. Basta, Carmen, de sacarnos envidia, ya está bien. ¡Conejo con gusto a conejo, todo un lujo asiático! Besos.

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  2. Para tu tranquilidad, ya he dicho que el pescado que hasta ahora he comido no es tan bueno. Con respecto al conejo, siempre puedes venir a probarlo jeje

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  3. ¡uy! Muchas gracias por nombrarnos en este blog tan seguido y afamado. Nos has sacado del anonimato, pero no te preocupes, pese a ser ahora famosos, no cambiaremos .
    Besos muy gordos para los dos y a seguir disfrutando y haciéndonos disfrutar.

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  4. No hay derecho: esto no es de recibo; flores, comida, mercados, antigüedades...
    Envidia cochina tengo.
    Pero...debo reconocer que, leyéndote, me lo paso pipa.
    Un libro de viajes te tenían que publicar, carallo.

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