viernes, 19 de julio de 2013

Miscelánea I



Todas las mañanas, al salir de casa, saludo al Popo. Ahí está, majestuoso, comenzando el día con su forma cónica y sagrada, las nubes que rodean su cintura y la humareda constante, sus estornudos. Solo una vez lo he visto tranquilo con su cráter límpido. Me inspiró paz. El resto de los días no, es como que te dice: venga, sal, explora, atrévete. ¿No me ves? Sigo vivo, resisto tras miles de años, estoy en activo. No me queda más remedio que hacerle caso, coger mi mochila, el cuaderno, el boli y la cámara de fotos.

Otras veces lo cambio por los útiles de la piscina y me voy a nadar. Lo conseguí tras un mes de papeleo. Mi espondilolistesis L5-S1 de tipo A no operable, me obliga a fortalecer musculatura.  Es un diagnóstico médico para decir que me hicieron mal o que no terminé de hacerme, defecto de fábrica. Por eso salgo más barata. Bueno, que la columna vertebral anda suelta y por ende baila al son de cualquier ritmo ella sola, sin tener en cuenta mis intereses. Pero yo la domestico y la inflijo rectitud con la natación y el taichí. Las dos cosas me gustan, máxime fuera de invierno. A lo que iba, que me disperso. Tengo la enorme suerte de tener un polideportivo municipal a 300 metros del fraccionamiento, con sala de musculación  y música máquina a todo tren que no uso, pero que haría las delicias de más de un masoca. Hay también sauna,  la ponen a funcionar a diario de 6,30 a 8,30 de la mañana y de 19 a 21 por la noche. Como que no. Así que yo a lo mío, a nadar, piscina climatizada, 29 º, mucho más caliente que las de Madrid. PERO ME HA COSTADO. Me presenté a los pocos días de aterrizar con mis aperos: buenos días, vengo a nadar. ¿Cursillo? No, nado libre. Muy bien, necesita traer: un certificado médico, dos fotos infantiles (se refiere a tamaño carné), una fotocopia de su documentación, una fotocopia de un recibo o justificante de que está usted viviendo por la zona, pagar esta y esta otra cantidad y fotocopiar los recibos por triplicado en folios diferentes, rellenar estos dos impresos y, una vez todo eso, que le vea el médico del polideportivo.
Pero yo solo quiero nadar. Ya, si no es con todo eso, imposible. ¿Ni mientras tanto un poquito? No, todo lo más le enseñamos las instalaciones. (Eso hicieron). Me puse manos a la obra. Fui a la Cruz Roja de Cholula para lo del certificado, me tomaron la tensión, me auscultaron el corazón, me pesaron (sigo igual), me midieron (he encogido lo que significa que estoy más gorda) y como no me acordaba del factor de mi sangre, me lo hicieron. Me sacaron la densidad muscular, parece ser imprescindible para nadar y, tras ello, me expidieron el certificado previo pago de una cantidad, por supuesto. Luego, las fotos esas, realismo a tope. Fotocopia del recibo de la luz. Voy con ello por si valía, sin pagar aún,  pero como lo de la luz no estaba a mi nombre (el contrato de la casa aquí tarda seis meses en firmarse), me dijeron: ah, es que entonces tiene que cambiar de papeles, no puede hacerlo a título individual, sino familiar. Yo: es que... Ella: nada, nada. Yo: si eso es lo que quiero... Pues otros papeles. Por fin, con todo relleno y a punto, me presento a pagar. Ya estábamos a 25 de junio, lo recuerdo muy bien. Me dicen:  no admitimos pagos fraccionados, si paga usted, aquí no, en el banco, por cinco días le van a cobrar todo el mes de junio, así que mejor se espera a que empiece julio-. Tuve que hacer eso. El primer día laborable estaba en el banco nacional de México, para pagar. Craso error, cola de vuelta a la esquina. Es que, como el dinero la mayoría lo cobra en metálico, van a pagar al banco el recibo del agua, de la luz, de todo. Aquí, aún no hay nada domiciliado. (Mejor para ellos, menos comisiones, que lo nuestro es una trampa). Pero hay que armarse de paciencia. Bueno, decidí volver al día siguiente, que habría menos cola. Y sí, no había nada de cola, según llego a la ventanilla a pagar me dicen: no funciona, se nos ha caído la red. ¿Toda?  Toda. ¿En todas las sucursales? En todo México, señora. ¿Y sabe usted cuándo estará operativa?  Encogimiento de hombros.
Vuelta a casa. Al día siguiente iba temblando, pero por fin pude pagar, llevarlo todo de nuevo a la piscina pensando en qué me podía faltar, pero no, pude entrar y empezar. ¡Lo conseguí un mes después!
En fin, la herencia de la burocracia española, la costumbre de la seguridad ante todo de los USA y el carácter de por sí calmoso del mexicano producen un cóctel peculiar. Hablando en plata: a veces te desesperas. Pero la espera ha merecido la pena. Hete aquí el polideportivo
 

3 comentarios:

  1. Desesperarse, para qué? Esa salida con el cuaderno, el boli, el sombrero y la cámara me ha conmovido los huesos.
    Tus cuentos me resultan magníficos, parecen casi biográficos. Más, màs.........ya he visto La Cucaracha, era el internet flojo de Hostal Ríos.

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  2. Carmen, impresionante lo que hay que hacer para nadar en esas tierras. Más vale que te dediques a correr, si tu espalda te lo permite. Lo que sí me suena muy familiar es eso de que se ha caído la red, por aquí yo también he fracasado en más de una gestión por esa causa. Bueno, paciencia. Cuando lleves ahí varios años seguro que ya te has acostumbrado y hasta le has cogido gusto. Pedro.

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  3. Burrocracia. En todas partes. Divertido a distancia; a ti tiene que haberte hartado. Bueno, el caso es que nadas. No existenciales sino natatorias.
    No mojes el cuaderno, que se estropea...y nos quedamos sin leerte.
    Y saludos al Popo, de una madrileña sin volcanes pero que a veces-solo a veces- también echa humo.

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