Comida en Puebla, restaurante en el zócalo que
nos dijeron era de los mejores, no me acuerdo del nombre pero estaré más atenta la próxima vez. Consomé de carne, con trozos de carne, cebolla
y cilantro (lo del consomé a palo seco es mentira, se parece al norte de
España, siempre te ponen proteínas). Huevas de hormiga picantitas, por
supuesto, y aguacate de guarnición. Pollo con mole poblano. Todo exquisito y
nada caro, como a unos 20 euros por barba. Después, más paseo por Puebla, que
el otro día se nos quedó corto. La verdad es que el casco antiguo, colonial y
bastante bien conservado, es inmenso. Ocupa una gran extensión de la ciudad y
da gusto pasear por él. Parece hecho para turistas, pero es turismo nacional,
no se ven apenas extranjeros, ni siquiera norteamericanos. Acaso por la
temporada, que no es alta aún. Ya veremos cuando llegue la temporada de
vacaciones. Vi algunas cosas nuevas, como el Teatro Principal, de nuevo el más
antiguo de México y dicen, de América latina. Pasó por miles de vicisitudes,
llegaron a hacerse en su interior ¡corridas de toros! aunque los aficionados al
teatro protestaban porque lo dejaban hecho un asco (anda que… realismo mágico a
tope, o surrealismo, según se quiera mirar). Estuvo cerrado cuando la guerra de
independencia. Se volvió a abrir y se volvió a destrozar con las corridas de
toros, hasta que Lázaro Cárdenas (qué gran presidente) lo rehabilitó y edificó
de nuevo. Es un teatro tipo colonial, como todo. La plaza donde está también
tiene su encanto.
Aquí van unas fotos del plato de hormigas, del pollo al mole poblano y del Teatro Principal con su plaza.
Cuando nos cansamos de andar cogimos un taxi y fuimos a los
fuertes, la parte alta de Puebla, donde tuvo lugar la decisiva y heroica
batalla de Puebla (aquí todo lleva esos adjetivos, ándale). Parece ser que tuvo
gran importancia en la lucha por la república. Las tropas estuvieron al mando
del general Ignacio Zaragoza (por eso Puebla se llama heroica ciudad de
Zaragoza, nada que ver con un hermanamiento con nuestra ciudad). También, a las
órdenes del general, estaba Porfirio Díaz que escribiría otra página sangrienta
en la historia de México, pero esto es, efectivamente, otra historia. A la
vuelta, el taxi nos llevó por la otra Puebla, la Puebla de verdad, la que no
sale en las guías turísticas, dura, dura de verdad, que recuerda aún todavía,
de forma casi intacta, a Los olvidados
de Buñuel. Las calles destrozadas, olvidadas por los munícipes de la ciudad,
las casas me recordaban a las chabolas de Vallecas en los años 60, como dios
las dio a entender, pero pintaditas de colores, arregladas hasta donde se
puede, intentando mantener una dignidad pese a todo. La verdad es que este pueblo,
de dignidad y amabilidad anda sobrado. Aun así, la congoja se te agarrota en la
garganta, son los contrastes de América latina, tan rica en recursos, con ricos
riquísimos, sin apenas clase media y con una capa inmensa de pobres que se
buscan la vida como pueden, con un 60% o más de economía sumergida. La mayoría de los trabajadores lo hacen sin
contrato, incluso los que tienen trabajo. Se les asegura por semana, al menos
en la construcción, de lunes a viernes. El viernes cobran y se les vuelve a
contratar el lunes. La situación
económica ahora es muy curiosa. Las previsiones del FMI dicen que crecerá un
3,6%, pese a que el gobierno dice que un 3,1%. Sin embargo, el dinero ha
desaparecido del país, la economía está paralizada. Parece ser que entre los
partidos están realizando un pacto por México, y ahora, con las elecciones del
7 de julio, se intenta hacer una reforma constitucional, aunque no me entero
muy bien de en qué consiste. Eso, junto
a las voces cada vez mayoritarias acerca de la legalización de la droga, pueden
dar un vuelco en este país, que por ahora, permanece paralizado. Eso asusta
mucho a los mexicanos que, a lo que ellos tienen de inseguridad por la
violencia del narcotráfico, hay que añadir la incertidumbre de que el dinero
parece que ha desaparecido. Intrigante ¿no?
Para otro día dejo la forma de vida, los fraccionamientos,
las unidades habitacionales, las zonas residenciales.
Muy interesante y ameno lo que cuentas. Un ¿pacto por México?... ¿Tipo " Spanish", o un pacto de verdad?...
ResponderEliminarTe seguiré leyendo.
Qué bueno, Carmencita. Muy interesante. Lo de los fraccionamientos me tiene muy intrigada. A ver en tu próxima entrega. Oye, le has echado un par de ovarios a lo de las hormigas, jejeje.
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